La revista de historia de Abacus analiza por primera vez el inventario realizado por los agentes borbónicos del tesoro de la Generalitat, tras la ocupación de Barcelona.
De las 205 piezas del tesoro de la Generalitat, hoy solo se conservan 28, repartidas en 11 museos e instituciones nacionales e internacionales.
La revista de historia Sàpiens, editada por Abacus, destapa en su número de octubre el expolio que llevaron a cabo las tropas de Felipe V del tesoro de la Generalitat al final de la Guerra de Sucesión. Por primera vez se analiza el valor de los bienes acumulados por la máxima autoridad política catalana, según un inventario elaborado por agentes de la nueva administración borbónica y localizado en el Archivo General de Simancas (Valladolid).
Hasta comienzos del siglo XVIII, la Generalitat de Cataluña había reunido un patrimonio único y de gran valor económico y artístico, iniciado a mediados del siglo XV con la voluntad de prestigiar la institución. El tesoro estaba formado por relicarios, cálices, candelabros, vestimentas litúrgicas, esculturas y tapices elaborados con metales nobles y piedras preciosas.
Tras la victoria de las tropas borbónicas, el Decreto de Nueva Planta abolió la Generalitat y las Cortes Catalanas. El palacio de la plaza de Sant Jaume se convirtió en la sede de la Real Audiencia, un órgano dependiente exclusivamente de Castilla. En ese momento, un grupo de agentes borbónicos inventarió todos los bienes preciosos de la administración catalana para conocer el alcance del botín, valorado en unas 12.000 libras barcelonesas de la época, una suma extraordinaria en el siglo XVIII.
“El documento de Simancas es muy importante porque, de todas las piezas inventariadas, la Real Audiencia explica y justifica cuáles quiere quedarse”, señala Agustí Alcoberro, profesor de Historia Moderna de la Universidad de Barcelona y asesor del reportaje. Según el estudio inédito de Sàpiens, de aquellas 205 piezas documentadas en 1718, hoy solo se conservan 28. Algunas todavía se custodian en la sacristía de la capilla de Sant Jordi del Palau de la Generalitat —como un relicario con el fémur de San Jorge—, pero muchas otras están repartidas entre 11 museos e instituciones nacionales e internacionales, como el Instituto de Arte de Chicago, el Museo del Louvre y el Museo de Filadelfia.
“El objetivo de este reportaje no es solo poner en valor el tesoro de la Generalitat expoliado por las tropas borbónicas, sino también impulsar la localización de nuevas piezas cuya trazabilidad se ha perdido y contribuir al reconocimiento de este legado en todo el mundo”, concluye Clàudia Pujol, directora de la revista Sàpiens.
